FallecÃa recientemente, en Barakaldo, a los 80 años de edad, un histórico sindicalista, Bonifacio Rojo Cuesta, al que no hace mucho todavÃa podÃamos ver participando de las manifestaciones y protestas del sindicato, sobre todo en el 1º de Mayo.
Nacido en un pequeño pueblo de León, se trasladó a Bilbao, muy joven, para iniciar su actividad laboral en la construcción, después trabajarÃa como transportista y, finalmente, en Iberduero, donde fue el máximo responsable estatal de UGT en la ya constituida Iberdrola.
Pero Boni iniciaba una incesante actividad sindical en 1960, fue uno de los fundadores de USO, donde fue elegido Secretario General de Euskadi, cargo desde el que impulsó -junto a Antón SaracÃbar y Tomás Tueros- la Coordinadora de Organizaciones Sindicales (COS), que desempeñó, durante la transición, un importante papel de la unidad y acción sindical para la conquista de la Libertad Sindical.
Ya en 1978, participó en el proceso de unificación USO-UGT, y Boni se integró en nuestro sindicato, donde ocupó distintos cargos de responsabilidad tanto en las Ejecutivas de Bizkaia, como en la de UGT-Euskadi, ya que participó también en la fusión de UGT de los tres territorios históricos. Siempre simultaneando responsabilidades, fue también a partir de 1996 presidente de la Comisión de GarantÃas Confederal de UGT, en la que desarrollaba su tarea aún después de estar jubilado.
Los que le conocieron bien celebran el haber disfrutado de Boni durante todos estos años y haber colaborado con él en las tareas sindicales y en el fortalecimiento de UGT al servicio de los trabajadores.
Vivió como pensó. Orgulloso de las conquistas laborales y sociales, sobre todo de los servicios públicos, como la sanidad, de la que tan satisfecho se sentÃa cuando le trataban de su enfermedad.
Sus compañeros y amigos del sindicato recuerdan a Boni como un Socialista y un Sindicalista, con mayúsculas. Fuerte, lúcido, tenaz y digno. Un resistente cÃvico frente a la injusticia, la desigualdad y la ausencia de libertades. Fuertemente comprometido en la defensa de los derechos laborales y sociales de los trabajadores, pertenece a esa generación que nos han convertido en ciudadanos con derechos.
Hombre de acción, activista de firmes convicciones, sustentadas en las divisas de la honradez y la austeridad. Muchos le hemos considerado siempre investido de una profunda y verdadera autoridad moral – porque Boni predicaba con el ejemplo-, que hacÃan de él un lÃder natural, portavoz de la cultura obrera, y una persona irreemplazable.
Fueron muchos los sacrificios en los años de la clandestinidad sindical. Por eso quienes fueron sus compañeros en la militancia le agradecen a Boni, a sus hijos y, por supuesto a su compañera, Secun, -“de la que le privamos muchas veces”-, lo que dio. Lo que ha aportado, conscientemente, con su militancia en organizaciones obreras, y en UGT en particular, al conjunto del movimiento obrero.
En la reciente muerte de Secun, Boni escribió esta reflexión como recuerdo a su compañera en la vida, que bien vale la pena recordar, porque habla de su personalidad: “Queridos amigos, el haber disfrutado de vuestra amistad ha hecho mi vida más agradable, más feliz y más útil, ayudándome a comprender que mi modesta aportación a la lucha por la dignidad y los derechos de las personas ha valido la pena”.
Quienes le apreciaban de verdad, lamentan su pérdida y le recordaran siempre como un ejemplo y un referente de la lucha obrera (hoy que tanta falta hacen sólidos referentes). Y, por encima de todo, a un magnÃfico compañero, entrañable amigo y excelente persona.
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